Realiza
un recorrido por varios lugares conceptuales, mediante disciplinas diversas,
como la física, la filosofía, la psicología social y la sociología, dejando
entrever su intencionalidad en levantar un pensamiento crítico dentro de los
límites de lo decible y lo pensable, es decir lo más adecuado y real posible.
Su
propuesta es propositiva y busca llevar
a la defensa y ataque utilizando un lenguaje adecuado para dar
legitimización a las acciones o
intervenciones que abren o posibilidades
de ser. La forma mediante se refiere en su obra tiene la intencionalidad de la
resistencia hacia lo hegemónico e instituido, también busca insistir plenamente
convencido de ello en planteamientos alternativos que muy continuamente nos
abordan.
En
el debate que plantea entre relativismo y absolutismo intenta volver a colocar dicho debate,
enmarcando la discusión al interior del relativismo y rompiendo el juego
platónico de la Verdad como garantía de lo instituido. Obligando con ello al
absolutismo a dar cuenta de su propia posición, derivando con ello las
contradicciones que en el marco relativista se dan, haciendo añicos la
tranquilidad que nos da lo seguro, lo eterno, lo inmutable de la Verdad.
Regresándonos
con esto a nuestro mundo de golpe, con
las contradicciones que mantiene y con las incertidumbres que nos agobian,
estableciendo la relación entre Verdad y Libertad que es en gran medida el
centro de esta discusión.
El
relativismo radical planteado, lleva de
lleno a un plano ético-político, ya que nos conduce al diálogo, al esquema
pregunta-respuesta, al adentrarnos a lo extraño, a lo contradictorio. Ya no es
más el saber como producción de Verdad sino como inteligibilidad de nuestras
propias prácticas y acciones, de nuestra pregunta constante sobre “¿cómo
podemos vivir y cómo queremos vivir?”.
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